Amanece

Despertarás un día de invierno
necesitando el dulce olor de su cuerpo,
escuchar los latidos de su corazón
y así recordar que sigues vivo.

Buscarás sus tibias manos,
tan suaves y sutiles como el cielo,
para envolverte en ternura y
convertir tu hastío en locura.

Querrás sentir sus tersos labios
tan rojos como la sangre y
tan ardientes como el mismo fuego
y olvidar el frío del amanecer.

Al llegar el alba abrirás tus ojos
y el brillo de su fémina belleza
le dará sentido a tu existencia
con tan solo observar su luz angelical.

Amanecerás un día de invierno
queriendo sentirte vivo a su lado
y descubrirás que son solo anhelos...
Porque ella nunca estuvo allí.

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