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Mostrando entradas de mayo, 2022

Pitufo

Llegó un domingo, mi tío lo trajo y prácticamente lo dejó botado en mi casa, al parecer no se llevaron bien desde el primer día. Las razones siempre serán un misterio para mí.  Yo tenía siete años cuando el pequeño perro, negro con manchas blancas hasta en su pancita se mudó con nosotros; según nos contaron era de un señor que viajaba desde Colombia a Brasil y tuvo que dejar al perro en Venezuela por cuestiones legales, mi tío no podía (no quería) mascotas en su casa, mi madre tampoco pero igual nos lo dejaron y desde entonces, cuanto tuviese que ver con el perro era una controversia familiar; pero en el fondo todos queríamos al pequeño animal. No medía más de cincuenta centímetros de largo y quizás unos quince de alto, a medida que maduraba, la actitud del pequeñito parecía la de un macho alfa, lomo plateado más grande de la manada; saltaba bien alto por lo que nunca fue posible mantenerlo encerrado, mataba ratas, recogía huevos, encerraba a las gallinas y se enfrentaba a un gallo pen