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Cristal

Era un día tan frío y húmedo como todas esas mañanas de otoño que Cristal detestaba desde niña. Camino al trabajo divagaba entre sus listas de cosas pendientes, que por algún extraño motivo le causaban mareos. Luego de unas cuantas arcadas, limpió su boca y siguió su rumbo, deseando no llegar nunca a su tedioso trabajo. Caminó dos cuadras cerca del café Stanley, donde solía pedir un expreso con doble azúcar para llevar. Sin embargo, presentía que algo andaba mal y siguió su ruta a paso más agitado. Entonces notó que las calles parecían más extensas, el cielo cambiaba de oscuro a claro en cuestión de segundos y el reloj de la iglesia de la esquina Griss daba la hora en sentido contrario. La gente pasaba por su lado con tanta prisa que parecían ignorar lo que sucedía. Cristal empezó a sentir escalofríos. De pronto sonó su celular con un número desconocido y no respondió. Apareció un mensaje de texto en la pantalla que le heló la sangre: "Te encontré". Quiso correr, pero sus pie

Con el pie derecho

 Nadie se imagina que un día en el que te levantas de la cama con el pie derecho, afirmando que algo maravilloso sucederá, puede terminar mal.  Pero cuando la vida quiere darte una lección o como dirían los grandes gurús de la motivación "probarte de qué estás hecho" no hay pie que valga. Así estuvo una jornada en la que todo iba jodidamente bien; hasta el frío tuvo compasión de las almas solitarias y cedió un poco la intensidad. Un sol radiante acompañó la merienda con una taza de té y un ponquecito. No le pides mas a la vida que llegar a casa a descansar del ajetreo del trabajo, entretanto esperas tu ruta en la parada de autobús.  Inesperadamente un hecho te saca del estado sereno en el que andas, de una manera infame, te enojas y no te explicas ¡porqué arruinar un lindo momento, uno de los pocos lindos días que has tenido en meses con algo así!  Piensas en eso mientras corres detrás de un hijodeputa que te arrebató el teléfono celular cuando te disponías a abordar el trans

Duelo

Uno a uno, se arrancaron los pedazos de piel y quedaron expuestos entre sí.  Cuando ya no quedó nada mas que carne ardiendo y sangre brotando por sus cuerpos débiles, vulnerables al frío de la desgracia dejaron de verse a los ojos, se soltaron de las manos, volvieron añicos sus corazones creyendo que así sobrevivirán al dolor.  El cuerpo no arde, el corazón ya no duele; quedaba una sensación en el pecho que se hacía mas grande y mas insoportable al respirar...Se giró rápidamente pero solo logró ver una figura borrosa alejarse en el camino y se preguntó: ¿Cómo se arranca uno el alma?

El Reencuentro

Atravesó la puerta del elegante salón dorado y su cadencia al caminar dio cuenta de que no vacilaba en sus intenciones; la vi venir desde mi asiento y quede perplejo, no parecía la misma mujer que hace años conocí en el café de San Telmo.  No lo digo por su apariencia pues ella era de esas mujeres con porte, cuya elegancia era evidente con cualquier atuendo, aun estando rota o abatida, su mirada siempre al frente con paso firme y uno a la vez, dejaba en el aire una especie de estela admirable que daba cuenta de que no era cualquier alma vacía vagando por doquier.  Mientras más se acercaba a mi mesa, podía percibir su aroma; un olor tan inconfundible como inolvidable, un olor indescifrable y cautivador que sólo le pertenecía a ella, se acercaba viéndome fijamente y mis manos empezaban a temblar, como el primer día que la vi, no lograba sostener la mirada unos segundos sin sonreír.  Mi cuerpo se estremecía con cada movimiento de sus caderas, me volvía loco en segundos. Y es que desataba

Así fué

  "Lo siento" Fueron esas las últimas palabras que pudo decir, con una voz entrecortada que parecía desvanecerse mientras pronunciaba cada sílaba. No podía creer lo que estaba sucediendo pero, era real y dolìa tanto como una herida en el cuerpo que le desgarraba las entrañas en cada respiración, sintiò su pecho como un abismo donde caerían los vestigios de todos sus sentimientos y mientras se giraba para seguir su camino con el coraje de mil templarios; las lágrimas inundaron su rostro...dolìa adentro, muy profundo, donde no llegan las caricias vagas, ni falsos buenos deseos, dolìa en el alma. ¡El cielo, mira al cielo! susurraba atónito una y otra vez como queriendo ahogar su llanto con el firmamento. Continuo a paso firme por aquella pintoresca calle que iba perdiendo brillo con su andar y aún podìa percibir la mirada en su espalda de quien alguna vez fuè su presente, su futuro y que ahora tristemente estaba siendo una pieza más en su pasado.  De pronto se sintió como un se

Pitufo

Llegó un domingo, mi tío lo trajo y prácticamente lo dejó botado en mi casa, al parecer no se llevaron bien desde el primer día. Las razones siempre serán un misterio para mí.  Yo tenía siete años cuando el pequeño perro, negro con manchas blancas hasta en su pancita se mudó con nosotros; según nos contaron era de un señor que viajaba desde Colombia a Brasil y tuvo que dejar al perro en Venezuela por cuestiones legales, mi tío no podía (no quería) mascotas en su casa, mi madre tampoco pero igual nos lo dejaron y desde entonces, cuanto tuviese que ver con el perro era una controversia familiar; pero en el fondo todos queríamos al pequeño animal. No medía más de cincuenta centímetros de largo y quizás unos quince de alto, a medida que maduraba, la actitud del pequeñito parecía la de un macho alfa, lomo plateado más grande de la manada; saltaba bien alto por lo que nunca fue posible mantenerlo encerrado, mataba ratas, recogía huevos, encerraba a las gallinas y se enfrentaba a un gallo pen

-4,30

Por allá en el año de la pera, se atrevieron a meterse con el Señor Tiempo, muchos dicen que es relativo o que es solo una construcción social pero ¡cómo le temen cuando ya no da tregua! Entonces, la cosa era que debíamos atrasar media hora al reloj, lo que implicaba no solo un cambio en el horario sino también en la rutina diaria ¿la razón? no recuerdo, pero supongo que sería una de esas "magníficas ideas" del socialismo para sacarle la piedra a la gente, porque si algo hacen fantásticamente bien es eso. Hoy me desperté pensando en que quizás esos miseros 30 minutos atrasados, nos sumieron en un hoyo donde todo ocurre terriblemente al revés...absurdo ¿no? Pero no tanto como que unos años mas tarde, decidieron regresar al huso horario oficial porque según ellos, era la solución infalible para los problemas con el pésimo servicio eléctrico del país.