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Mostrando entradas de marzo, 2021

Silencio

Como una daga que atravesó mi pecho Aquel dolor invadió mi alma, No fue tu risa sino tu silencio, Lo que apago de mi corazón la llama. Ya no existe la ilusión en mi vida, No está la felicidad que encendía la flama. Solo están los recuerdos tristes de aquel día Cuando descubrí lo que en verdad deseabas. Demostré mil veces que te quería, y si bien de ti nunca esperaba nada Me ilusione con sentir tus caricias Aunque para ti fueran vacías y vagas. No fue culpa mía que te fueras, No fue culpa mía que lo permitiera; Solo fue el destino y mi amigo el tiempo Los que enseñaron lo que escondía tu alma. Descubrí en ella lo que no halle en tu mirada Ella dijo todo lo que no decían tus palabras.

Sueños.

Desperté una noche entre la oscuridad noté que me observaba, la muerte fría y despiadada con el vacío en su mirada. Se acerco a mí lentamente pude sentir su aliento en mi cuello besó mi frente y me erizó la piel mientras posó su mano sobre mi cabello. El miedo me invadía y mi corazón se hacía trizas ella traía consigo tristeza y hacia polvo las sonrisas. rodeándome con su manto estrangulándome con su silencio me ha hecho perder el aliento. Siento sus huesudas manos acariciando mí cabello, pero lo hace con odio y desprecio. la muerte impía y solitaria anda en busca de mi alma; se ha llevado mis sonrisas, me ha robado hasta la calma. Alcanzo a escuchar que me llama puedo entender su silencio, percibo también sus palabras, arrojándome al tormento. su mirada vacía y desolada aparta todos mis sueños trae hacia mí la nostalgia sumergiéndome en recuerdos. La muerte fiera perversa anda en busca de más almas quiere acabar con mi aliento muy cautelosa y calmada. ha hecho de mi uno de sus siervos

Sentidos

  Era una cálida mañana de verano ella despertó al escuchar el cantar de los pájaros, se levantó y fue directo hacia su ventana para recibir aquel hermoso día con una sonrisa en su rostro, el cual se iluminaba con los brillantes rayos del sol. El solo hecho de escuchar de nuevo los latidos de su corazón y sentirse viva le hacía entonar de alegría aquella hermosa canción que su madre le cantaba cuando era niña. Su voz era tan relajante como una tarde frente al mar y su mirada tan dulce, serena que inspiraba confianza y ganas de continuar la lucha a pesar de los tropiezos. Lentamente, recorría su alcoba con sus manos además de tersas como seda, tan blancas y puras como la misma nieve, eran su portal al mundo real, su conexión con la vida. A través del tacto podía discernir entre lo maravilloso y lo horrendo de todo su entorno y en su mundo cada sonido era representado como un color que solo ella podía diferenciar de otro, era además el eco de la voz de cada alma existente e

Amanece

Despertarás un día de invierno necesitando el dulce olor de su cuerpo, escuchar los latidos de su corazón y así recordar que sigues vivo. Buscarás sus tibias manos, tan suaves y sutiles como el cielo, para envolverte en ternura y convertir tu hastío en locura. Querrás sentir sus tersos labios tan rojos como la sangre y tan ardientes como el mismo fuego y olvidar el frío del amanecer. Al llegar el alba abrirás tus ojos y el brillo de su fémina belleza le dará sentido a tu existencia con tan solo observar su luz angelical. Amanecerás un día de invierno queriendo sentirte vivo a su lado y descubrirás que son solo anhelos... Porque ella nunca estuvo allí.

Nota de suicidio

  Aun no puedo creer el hecho de que sean estas mis ultimas lineas,que rendirme sea mi único camino, cuando en otros tiempos ni siquiera era opción.Pero no lo hago por miedo,ni por inanición; simplemente porque estoy cansado; cansado de respirar el mismo aire que tu, de verte en todos los rostros, escuchar que susurras, cuando sólo es el viento que sopla a mi lado. Me cansé de los recuerdos de mi infancia,mi adolescencia y mi juventud, es cierto que puedo evocar gratos momentos y me hastía no sentir nostalgia de aquellos tiempos, pues ciertamente mi ultima lagrima se ha ido con la única gota de alcohol que quedaba en la botella que ahora lamento haber desperdiciado. No sé que día es, sí es madrugada, es noche o día; ya no me fijo en el tiempo, no sé si me extrañan, si saben que todavía existo o si les importa; pues estoy seguro de que he muerto hace mucho y ahora que lo pienso, ya ni morir vale la pena, porque: ¿Acaso la gente no se suicida para llamar la atención de los demás al