Una Anecdota Mundial
Para nadie es un secreto que estos días de fútbol son importantes en la vida del hombre, llámese el masculino, el mero macho alfa y pare de contar de calificativos que denotan fortaleza y poder entre géneros. Cada cuatro años por estas fechas se puede ver parir, llorar y desesperar al más duro de la casa frente a un televisor. Mi padre por muy rudo y cara dura que parezca, no es la excepción. Vamonos en el tiempo, un poco lejitos, por allá en 1994 en una decente y acogedora casa de familia, papá se prepara para ver el encuentro entre Colombia y Estados Unidos en el mundial. Mi padre como fiel seguidor del deporte y patriota por excelencia, se instalaba frente al televisor de la sala y encendía la radio para escuchar al mejor narrador deportivo de la emisora regional, "Hoy juega mi Colombia, carajo" exclamaba con orgullo. Invitó a unos de sus amigos y compartieron comida en la antesala al partido comentarios iban y venían sobre el resultado final tomando en cuenta los