¿Un final...feliz? Un cuento más sobre el Joker

He visto muchos comentarios acerca de la película del Guasón, reconocido como un "enfermo mental" un loco con una peculiar risa compulsiva llamada Síndrome pseudobulbar, y que dentro de un rato aparecerán mil y un personas con la misma particularidad porque bueno así somos, hipocondríacos por moda. Pero más allá de su condición y de su conducta; sería bueno tomar en cuenta el entorno de Arthur Fleck; pues aunque pocos lo sepan somos seres vivos y por ende nuestro contexto repercute en nosotros y viceversa.
 El ambiente donde se desarrolla la vida de éste personaje es inestable, hostil, una gran ciudad en la cual se sobrevive entre lo que es aceptable y lo que no para una sociedad corrupta y carente de humanismo, se trata entonces de un entorno totalmente tóxico, así nadie estaría exento de padecer una enfermedad mental o incluso suicidarse, pero viendo todas las circunstancias y analizando los hechos me cuestiono ¿en realidad estaba mal de la cabeza éste tipo? ¿estuvo mal su reacciòn ante todo por lo que tuvo que pasar? y pienso que no; no estaba mal de la cabeza, todo cuanto hizo fue el resultado de la suma de los rechazos, sus frustraciones pero sobre todo del mal trato que le dió la sociedad esa inescrupulosa e indolente, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Llamenme como quieran pero para mí  solo fueron dignos actos de justicia (aplausos para el Joker)
Y es que nos cuesta vivir en el aquí y el ahora, nos cuesta aceptar que hay otro a quien también las circunstancias le afectan, se nos hace difícil ser empáticos y sobre todo nos cuesta demostrar quienes somos en realidad, nos aferramos tanto a la idea de ser lo correcto y aceptable para los demás que olvidamos ser leales a nosotros mismos; esto nos transforma en personas frías, egoístas y carentes de afecto. Pero para alguien que aún ve a su alrededor con buenos ojos, el caos lo convierte en presa fácil y vulnerable de quienes han perdido la gran virtud de ser ellos mismos; Esto le pasaba al Guasón.
Debo admitir que me impactó la película, si bien es una representación de la perspectiva del guionista, no está muy alejada de la realidad que vivimos; en un mundo abandonado e incapaz de poner freno a la maldad, el día a día de los terrícolas se rige por la ley de Hammurabi  "ojo por ojo y diente por diente" y así todos de alguna manera hemos quedado ciegos.
Pero aún estamos a tiempo porque siempre ha sido buena idea dejarse llevar por nuestra intuición, acabar con todo aquello que nos perturba, que nos somete y nos agobia de manera tan ruin que destruye nuestro equilibrio mental, nuestro espíritu, con nuestro ser. Para mí Arthur Fleck, no es sino la imagen de cada uno de nosotros, es esa vocecita que nos alerta de una manera cruda pero delicada a donde podemos terminar si seguimos haciendo lo que es correcto o aceptable socialmente en vez de hacer lo que cada uno considere que es justo. Cuando el Guasòn aceptó que era diferente y que ser aceptado no era indispensable logrò ser feliz... a su manera.

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