Mi viejita interior

Si, así es a pesar de los años que tengo (que no son tan pocos) siempre me han llamado la atención cosas que a personas de mi edad ni de chiste les atrae. Un ejemplo digno la música, me considero melómana empedernida yo te bailo una salsa, te canto una balada, luego te brinco con un ska o una de rock bien pesada y termino cantando villancicos o una gaita tradicional de mi tierra y hasta les dedico un vallenato de esos que salen del corazón, por ahí de vez en cuando que me calo un reggaeton pero de ahí no pasa y es que no me agradan las letras tan vacías de esos temas; no son nada comparado con una balada, un bolero o una ranchera... conchale sí me pasé.
Pero no me pueden negar que por lo menos un pedacito de letra se saben de una canción del "Chente" o de Pedro Infante, Pepe Aguilar un bolero de Agustín Lara o Javier Solis y créanme que si hubiese vivido en esa época viviría enamorada de cuanto loco de carretera me dedicara una canción de Nino Bravo y es que me cae tan bien cuando suena Leonardo Favio o Palito Ortega, incluso hasta el mismo José Luís Perales o Mocedades me provocan sensaciones de encanto, imagino que esas señoras en sus años mozos andarían suspirando escuchando esas canciones así como desde niña me sucede. Pienso que el mundo se ha enfriado tanto el corazón que ya ni se escriben bonitas canciones para enamorar por eso se ven relaciones de toda la vida que duran tres meses y amores eternos que acaban a los cuatro años. Una serenata frente a tu casa o hasta un graffiti dedicando una frase de alguna canción, han desaparecido de la faz de lo cotidiano como lo hicieron los dinosaurios.
Puede que sí, los tiempos cambian, pero por qué han de dejarse a un lado esos detalles bonitos que a la larga lo único que hacen es alegrar el alma.
No me siento vieja al escuchar esas canciones, al contrario me regreso a mis 15 (que no hace mucho pasaron) cuando el romanticismo era el pan diario en mis escritos. Y aunque me digan que parezco una abuela y que me sale una cana cada vez que canto una canción del Trío Los Panchos o de Julio Jaramillo, me siento genial, así como la anciana del Titanic cuando recuerda sus días en el barco. Mi viejita interior cobra vida y es feliz.

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