Notas al pie de una hoja cualquiera

 

I.

Así como quien pierde los estribos, se disfraza, se transforma y se deja llevar por el mágico brillo y grandeza de la bella y señora de la inmensidad celestial.

Así como el viento sopla con mas fuerza y las olas hacen su danza con mas gracia entre los mares; así como quien ríe, canta baila sufre, llora, se enamora ama y pierde.

Así se siente una noche de lunáticos.

II.

La mayoría lleva entre sus secretos un amor de cuento,

 de esos imposibles con el que soñó una vez que seria perfecto

 ese al que dejamos ir con una sonrisa en el rostro y el corazón arruinado.

 Ese que nunca fue y ya no será...pero prevalece.

III.
Su voz solía ser tan relajante como una tarde frente al mar y su mirada tan serena que inspiraba confianza y ganas de continuar la lucha a pesar de las derrotas.

IV.

Evidentemente no era el mismo que conocí hace unos años, pienso que el tiempo hace estragos injustamente pero en esencia era él tal cual como siempre lo recordé, alegre, ocurrente, casanova y parlanchín. Como siempre lo quise. 

V.
Lo tenía todo, hasta la libertad de elegir entre ir al cielo con los ángeles o quizá los dioses; pero decidió quedarse con ella, descender al infierno que eran sus emociones, desafiar sus demonios tan solo por verla sonreír.

VI.
Hagamos un trato de esos que perduran en la eternidad de los recuerdos: Cada vez que veas a la luna perla brillar como ésta noche, sonríe; pues yo estaré escribiéndote versos y hablándole a ella de ti. 

VII.
 Sin buscarte ni queriendo recordarte, en cualquier parte te consigo.

VIII

Despertó y descubrió que todo lo bueno había quedado en el baúl de los recuerdos, lo malo plasmado en el libro de las lecciones y aquel rostro grabado en su mente... para siempre.

No todos los ángeles tienen aspecto humano, cuando digo que hay alguien que me cuida es porque a pesar de que ya no lo veo aun sigue ahí mi amor eterno de cuatro patas jugando con sus piedritas pendiente de mi a cada momento.